Bajo peso al nacer

UN NUEVO FACTOR DE RIESGO CARDIOVASCULAR

“Decimos que la gente se enferma en la madurez porque, primero está mal construida”, señaló el Dr. Barker, integrante de la Royal Society de Londres, profesor del Departamento de Medicina Cardiovascular de la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregon (EE.UU) y Director de un grupo de investigación en la División Orígenes del Desarrollo de la Salud y las Enfermedades, de la Universidad de Southampton (Inglaterra)

La Teoría de Barker
Cuando Dr. David Barker publicó su trabajo en que relacionaba factores adversos ocurridos durante el embarazo con la aparición posterior de enfermedades crónicas en la edad adulta, la reacción general de los expertos fue la sospecha. Era ya aceptado que la hipertensión, las enfermedades cardíacas o la diabetes del adulto, eran la consecuencia de factores genéticos, del estilo de vida, o de malos hábitos alimentarios adquiridos a lo largo de su vida. Pero a nadie se le habría ocurrido pensar que en la
formación, también eran considerados factores adversos ocurridos durante la gestación intrauterina. Hoy numerosos trabajos han ido confirmando lo descrito por Barker.
La teoría de Barker postula que la alimentación durante la adolescencia de la madre y la nutrición del bebé en el útero, determinarán en gran medida, la posibilidad de desarrollar enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares o diversos tipos de cánceres. De esta forma, una malnutrición por exceso o por déficit de las madres condiciona la salud de sus hijos en el futuro.
La premisa clásica plantea que el origen de las enfermedades crónicas hay que buscarlo 20 a 30 años atrás en la vida de un paciente. Pero el Dr. David Barker lo planteó de otra manera: “para obtener una imagen clara de lo que sucede en las personas con enfermedades crónicas, se tendría que saber cómo vivieron cuando fueron bebés en el vientre materno”

Todo comienza desde la preconcepción
Hoy en día se ha llegado a postular que si la mujer no tiene una dieta nutritiva, el organismo del feto comienza a desarrollar mecanismos para defenderse de esta falta de sustentos realizando una verdadera “programación” metabólica que si bien le sirve para subsistir a esta falta de alimento dentro del útero, no le ayudaría para su vida futura como adulto. Este podría ser el comienzo de algunas de las temidas y
devastadoras enfermedades crónicas de la vida adulta. Para prevenirlo el experto apuntó la necesidad de cuidar la salud de la mujer tres meses antes del embarazo.

Bajo peso al nacer y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares
Se considera bajo peso en un recién nacido a término menos de 2.5 kg.. Las causas pueden ser orgánicas (déficit o un mal funcionamiento placentario), pero sin embargo puede ocurrir en madres sin que medie una disfunción orgánica, y en este caso la causa puede ser la malnutrición materna. Los factores de riesgos cardiovasculares no
explican de por sí, por qué algunos pacientes aparentemente sanos, sin causas predisponentes, pueden padecer un accidente vascular cardíaco o cerebral.
Antes de nacer, el corazón bombea sangre a través de la placenta, toma los nutrientes de la madre y los distribuye al bebé. Eso es lo que permite que el corazón y el resto de los órganos sean sanos o no. Entonces aquí cobra relevancia la Teoría de Barker, la respuesta es que algunas personas están condicionadas desde su gestación.
La mayoría de los órganos se completan al nacer de manera tal que la etapa más importante de nuestra vida es en el útero, donde se va “construyendo el organismo”, de ahí el mensaje del Dr. Barker “si deseamos prevenir la diabetes, la hipertensión, los accidentes cerebrovasculares y las enfermedades cardíacas, se debe mejorar la nutrición intrauterina”. En esta línea, el especialista señaló que la actual tendencia de las mujeres a bajar de peso durante el embarazo por temor a engordar, generará
mayor prevalencia de diabetes. Igualmente perjudicial es que las mujeres lleguen obesas al embarazo, ya que produce el mismo efecto. La malnutrición durante la gestación no es exclusiva de los países del tercer mundo o de las clases sociales bajas.

En un bebé nacido a término, podría señalarse que dentro de los factores de riegos cardiovasculares que llevan a un adulto a enfermarse (herencia, raza, edad, sexo, sedentarismo, obesidad, hipertensión, diabetes y tabaquismo) debería sumarse “el bajo peso al nacer”. Un bebé de bajo peso al nacer a causa de una malnutrición materna, tiene no solo mayor probabilidad de enfermarse durante el período
neonatal sino además de adquirir dolencias crónicas en la vida adulta. Es preciso aclarar que las enfermedades cardiovasculares comienzan en la infancia.

La importancia del equilibrio nutricional
Barker señaló la importancia de comprender el proceso por el cual se nutren los niños en gestación ya que “muchas veces se entiende que todo lo que consume la madre va hacia el hijo, cuando lo que sucede es lo contrario”. El bebé debe tener un equilibrio de carbohidratos, proteínas, grasas y vitaminas, los que absorbe desde la placenta.
En la concepción, necesitamos nuestra carga genética, pero nuestros genes son sólo las instrucciones generales para hacer un ser humano. Lo que nos hace específicos es el resultado de los nueve meses siguientes de nuestra gestación, durante la cual actúan variadas fuerzas. La más importante es la entrega de nutrientes al bebé por parte de la madre. Eso le da forma a los órganos del hijo, a sus funciones y a la manera cómo va a trabajar el cuerpo. Como ejemplo Barker dice un bebé con bajo peso que creció poco en el útero, tendrá un hígado pequeño que quizás esté mal programado para regular el colesterol de la sangre. Lo efectos no se notarían ahora sino cincuenta años más tarde. Ciertos casos de diabetes también se podrían explicar así.
Según el especialista, lo que sucede en la matriz y en la primera infancia, definen el comportamiento que tendrán los riñones, el hígado, el páncreas, el corazón y el cerebro en la vida adulta. A propósito, si el bebé debió enfrentarse en la matriz a un medio ambiente de carencias, o si en la temprana infancia estuvo expuesto a la malnutrición o a una infección, se creó un daño permanente, que ya no se irá de su
cuerpo.
De hecho, las jovencitas mal alimentadas y las mujeres con carencias de vitaminas que queden embarazadas, serán menos capaces de nutrir a sus hijos de manera adecuada, y las secuelas de ello se reflejarán en el adulto que resulte de esa gestación, y esto va más allá de haber recibido la debida asistencia neonatológica que le permitió seguir adelante.

“Cuando hay poco de donde escoger, los fetos pierden”
Un bebé malnutrido en el vientre materno debe hacer malabarismos para desarrollarse, toma los pocos nutrientes disponibles y los emplea para las partes más importantes de su cuerpito en gestación, comenzando por el cerebro y el corazón, sin embargo el resto de los órganos quedan hambrientos de los nutrientes esenciales. Más aún, después que el bebé nace, esos órganos siguen malnutridos por lo menos dos años más, lo cual significa que avanzarán menos que los órganos a los que el feto decidió darle preferencia.
El bebé podría nacer con buen semblante y aparentemente saludable, pero con hígado, riñones y páncreas de inferior calidad y las repercusiones se pondrán en evidencia con el paso del tiempo.

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